Quizás ustedes no hayan escuchado hablar de muchas mujeres
matemáticas. Esto es debido, en parte, a que su acceso a los estudios
superiores es relativamente reciente y, cuando ha sido posible, han sufrido
grandes injusticias.
De la misma forma que son muchos los obstáculos que las mujeres han debido sortear hasta hacerse un hueco en el mundo científico con su merecido reconocimiento, son muchas las mujeres que en un sentido u otro han contribuido de forma muy valiosa al desarrollo de las matemáticas.
Qué sería de las matemáticas sin la aportación de Hypatia,
Emmy Noether o Sofia Kovalevskaya; qué habría sido de la carrera espacial sin Katherine
Johnson, Dorothy Vaughan y Mary Jackson; qué habría sido del
descifrado de Enigma durante la Segunda Guerra Mundial sin Joan Clarke, Mavis
Lever, Margaret Rock y las más de 6 600 mujeres que trabajaron en Bletchley
Park.
Una de estas figuras es Sophie Germain. Sophie nació en
París en el año 1776 y pronto descubrió su amor por las matemáticas. A pesar de
ello, tuvo que superar no solo la oposición del conjunto de la sociedad, sino
en el núcleo familiar, para acabar escribiendo su nombre con letras de oro en
la historia de las matemáticas en general, y del álgebra en particular.
El
pasado 18 de noviembre describí su historia #EnHebrasMatemáticas en Twitter:
La idea surgió de una conversación con la escritora Rosa
Montero que, a la vista de mis anteriores hilos, me sugirió escribir sobre
alguna mujer matemática. Ella misma me mencionó algunos nombres, pero me
decanté por Sophie puesto que su historia un ejemplo de incalculable valor (y,
por desgracia, no único) de cómo la mujer reclama su sitio en un mundo de
hombres. Lo contrario es una auténtica mutilación.
Una de las anécdotas durante la composición del hilo llegó
en la grabación del vídeo final. En él un libro cae de una estantería y queda
abierto por el Teorema de Sophie Germain. Por desgracia, no fui capaz de
encontrar un libro en el que se mencionara tal resultado con el nombre de su
autora, es decir, un libro en que se leyera claramente “Teorema de Sophie
Germain”. Esto aparece así en los libros y manuales más recientes, pero en los
libros editados hace unos años muchas veces ni siquiera se menciona a Sophie.
Ante la imposibilidad de conseguir un texto con tales características, me
decidí a rescatar un artículo de investigación y pegar la página en un libro
cualquiera.
El próximo 11 de febrero es el Día de la Mujer y la Niña en
la Ciencia y quiero seguir poniendo mi granito de arena, por pequeño que sea,
para difundir “las matemáticas en femenino”. En esta ocasión, recordaré a Las
Chicas de Bletchley, un nutrido grupo de mujeres que trabajaron junto a Alan
Turing en Bletchley Park a fin de descifrar los mensajes codificados del
ejército y gobierno nazi. La contribución de estas mujeres va más allá del
mundo científico puesto que su labor contribuyó a reducir la duración de la
guerra y el correspondiente número de víctimas.
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